viernes, 28 de junio de 2013

Memoria y Poder.

Los pueblos son fácilmente dominados. Ciertas medidas son posibles para mantener a un pueblo en una posición de aceptación fanática hacia uno, si desea convertirse en un operador del poder:
Primero que nada, se requiere bombardearlo con la artillería pesada de información. Exaltarlo con los aspectos mas agradables de uno e instaurar una constante propaganda negativa hacia los grupos opositores. Luego es importante mantener el interés del pueblo en uno mismo, mediante la propaganda. Lo siguiente es conseguir que este bombardeo de información desplace la información anterior.
Todo esto es importante, porque el verdadero poder lo da la memoria. No las armas, no la economía. La memoria, la historia. Porque en todos los tiempos, el pueblo ha cambiado de líder (e indefectiblemente ha seguido a uno o más líderes enfrentados entre sí) y han sido líderes los que tuvieron memoria de los errores pasados y supieron corregirlos para un presente mas efectivo, y ha sido pueblo el grupo que ha confiado en el ahora de pocos años, en el presente política y económicamente inmediato, sin ampliar su horizonte temporal mas allá de la cosecha o un plazo económico fijo.
El pueblo, si se mantiene como tal, tiene un par de características en las que se pueden identificar todos los pueblos, que son sus memorias:
El pueblo mantiene dos fuertes memorias que guían sus acciones como sociedad: la Tradicional y la Histórica-política. La memoria tradicional refiere a los modos culturales, tanto a nivel tecnológico como legal o cualquier otro importante para el pueblo. Este saber se mantiene en el tiempo de generación en generación y refiere a un saber común relevante sólo para la vida diaria. Una suerte de saber por costumbres.
La memoria Histórica-Política es otro cantar, sin embargo. Suele renovarse con los tiempos de las cosechas, los gobiernos o los impuestos, normalmente el que dure menos. La memoria del saber histórico-política ordena la vida en cuanto a derechos civiles y al ordenamiento por parte de los líderes. Los líderes cambian, y con ellos el paradigma de lo político y lo histórico del pueblo. Al cambiar un líder o conductor, también cambia el relato histórico que identifica al momento histórico y eso es especialmente cierto para los pueblos menos instruidos. Las mareas de la política pueden llevar a que el grupo opuesto al anterior hoy ocupe el poder, y el pueblo, como buen pueblo, comienza sin previo aviso a idolatrar al nuevo grupo dominante, cambiando su memoria Histórico-Política de un plumazo.

Al contrario, los grupos que pueden liderar deben tener una memoria histórica antigua, recordar a los mas viejos enemigos y aliados, manejar la historia para la modificación y su uso actual y continuo. La memoria demuestra ser el punto principal de diferencia entre los líderes y los grupos dominantes y los pueblos. Con memoria y perseverancia en un grupo se puede llegar a manejar y ascender en este, mientras que la naturaleza cambiante es típica de aquel que sigue porque no tiene otra opción, ya que, a falta de memoria, no conoce otra cosa. Sin embargo, hay una excepción. Cuando la memoria política se entrenfa con la memoria tradicional, el pueblo suele actuar de forma hostil hacia el nuevo dominante, ya que la memoria tradicional es la memoria nativa del pueblo, mientras la Histórica-Política es la memoria impuesta por el gobernante de turno. Así, una de las principales formas de enemistarse al pueblo por los nuevos grupos gobernantes es no tomar en cuenta la forma tradicional de subir al poder que conciente el pueblo. De esa forma lo que los nuevos dominantes logran e crean un conflicto de memorias en el pueblo, al que el pueblo reacciona aferrandose de su memoria nativa, la tradicional. Otra forma de enemistarse con el pueblo es un trato poco tradicional del dominante con el pueblo, aunque a veces este trato inusual puede ser el primer paso hacia una dominación mas importante y efectiva como es la dominación del liderazgo.

Asi, el arte de gobernar depende casi en su totalidad en la Memoria, y la Memoria es la razón y la forma de separar a los gobernantes de los gobernados. Además, los quiebres en los tratos tradicionales de la memoria del pueblo pueden destruir o reforzar a un grupo gobernante.

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