Yo soy de esas personas que camina la vida mirando adelante pero sin ver nada claro. Mis deseos se suelen debatir entre momentos idílicos y eternalizaciones, y siempre siempre transcurren en la penumbra, con luces amarillas y rojas entre aires tibios, pesados, perezosos y perfumados o quemados. Un poco de ambos momentos tiene el siguiente poema, que viene con un nombre poco inspirado; acá se los dejo: el Poema Deseos.
Poema Deseos.
Un poco de blues
y un par de amigos
anclados a la triste fealidad,
anclados al propio mundo
por un trago de ron.
Eso en un bar,
antro de humo
y sudor de nenas.
Ojos cansados
y lenguas de fuego
se huelen
mientras un negro
de hombros como un puente
habre su boca
para que el mundo nazca de esa voz
que entristece al cantar,
y la banda tocando detrás.
El bar se esfuma en dos compases,
y yo me fundo en el sabor
sabor a fuego de mi último alcohol.
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